sex pistols

A 40 años del recital que cambió la historia

Memorables recitales abundan en la historia por diversas razones, pero hay uno en particular que logró impulsar un nuevo movimiento contracultural que posteriormente haría historia y cambiaría el rumbo de la música popular en Inglaterra y luego en el resto del mundo.

El 4 de junio de 1976, un puñado de jóvenes mancunianos fueron hasta el anfiteatro llamado Lesser Free Trade Hall en Manchester, Inglaterra, donde no mas de 40 personas fueron a ver por primera vez en esa ciudad, a unos novatos londinenses cuyo lema era “no estamos aquí por la música, estamos aquí por el caos”, ellos eran los Sex Pistols, quienes ya estaban empezando a escribir su propia página, molestando a la Monarquía británica y sepultando a los héroes del pasado.

Como decíamos, conciertos que marcaron historia hay miles, desde el primer concierto de estadios a cargo de los Beatles en el Shea Stadium de New York en Agosto de 1965, el mega festival LIVE AID de 1985, que se realizó simultáneamente en el estadio Wembley de Londres por un lado y en el estadio John F. Kennedy de Filadelfia por el otro; o los mismos Rolling Stones en La Habana, Cuba, ocurrido hace pocos meses.

Todos esos shows marcaron la memoria de miles de asistentes y de otras generaciones que leyeron sobre el impacto de estos eventos, que sirven de un antes y un después, ya sea en conciencia social o en la manera de disfrutar espectáculos de manera ultra masiva.

Pero lo ocurrido en el Free Trade Hall hace exactamente 40 años, fue muy contrario a lo que se catalogaría como un “super concierto”, si no mas bien sirvió para que esa decena de jóvenes sin futuro, que vieron a los Pistols en Manchester, de pronto vieran que un futuro era posible y tuvieron que elegir entre conformarse con ser unos vagos por el resto de sus vidas o levantar el culo y formar una banda.

Y fue así que de esos espectadores salieron músicos, fotógrafos, productores y diseñadores que luego responderían a la visión de un periodista, que los conglomeraría en un sello discográfico, que sería la gran respuesta a los grandes sellos londinenses. Hablamos de Tony Wilson, personalidad de la TV en Manchester y creador de Factory Records, cuya estética sumamente original y modelo anarquista de hacer negocios, serviría como marca identitaria para un nuevo movimiento indie que cosechó éxitos, sufrió muertes, abusó de las drogas y por sobretodo, perdió mas dinero que la mierda.

Según los registros del especial de la BBC realizada en 2002, “The Gig that Change the World: I Swear That I Was There”, (El concierto que cambió el mundo: Juro que estuve ahí) en ese show se encontraban las futuras figuras de Joy Division, Simply Red, The Fall, The Smiths, A Certain Ratio y The Buzzcoks, cuyos integrantes Pete Schelley y Howard DeVoto, organizaron ese concierto, cansados de ver grupos complacientes y aburridos que tocaban en el Bolton Institute, donde ambos estudiaban ingeniería.

Los mismos querían ver algo como The Stooges y lo más cercano que tenían en Inglaterra eran los Sex Pistols, a quienes conocieron luego de leer un review en la NME que decía “Cuida tus espaldas, ahí vienen los Sex Pistols”, que llamó la atención de ambos.

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Fue así que se contactaron con Malcom McLaren, el excéntrico manager de los Pistols, para tocar en su universidad; éstos aceptaron, pero los directivos de la casa de estudios se opusieron rotundamente.

Pete y Howard tenían que ver un plan B, entonces el Lesser Free Trade Hall era un escenario propicio, ya que tenía en sus antecedentes conciertos de bandas como: Pink Floyd, David Bowie, T-Rex y uno muy recordado de Lou Reed, cuando presentó White Light/White Heat en 1974 y terminó en un gran disturbio callejero.

El Lesser Free Trade Hall suponía ser un escenario para bandas virtuosas, las más populares y respetadas del rock clásico inglés, uno no esperaba encontrar ahí un acto tan provocativo y directo como el de los Sex Pistols.

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Una vez organizado todo el evento, los Pistols necesitaban una banda soporte y los Buzzcoks no se sentían listos para hacer su debut aún, ya que dos de sus integrantes trabajaron mucho en planear el evento que ni pudieron ensayar, pese a que los tickets tenían impresos a ellos como primer acto. Los mismos luego fueron reemplazados por un grupo de rock progresivo llamado Solstice, que no duraría mucho.

Luego llegó el turno de los Sex Pistols y el ruido que hicieron, cambiaría la vida de esos presentes para siempre.

La ropa, la actitud y los gritos del cantante Johnny Rotten, hicieron que todas las bandas que habían salido en los últimos 20 años, pasen automáticamente a ser obsoletos, irrelevantes, aburridos y basura. Ésto era real, ésto era lo que la gente estaba esperando.

Los Pistols tenían muchos covers en su repertorio, pero moldeados a su particular estilo agresivo, en aquella oportunidad tocaron temas como “No Fun” de The Stooges, “Substitute” de The Who, “What’cha Gonna Do About it” de Small Faces, “I’m Not Your Steppin’ Stone” de The Monkees y sus primeras armas propias fueron “No Fellings” y su futuro hit “Pretty Vacant”, entre otros.

La gente quedó boca abierta y con ganas de ver más, la cosa no podía terminarse ahí nomas, fue entonces que ese primer show derivó en una segunda fecha, en el mismo lugar, un 20 de junio de 1976. Los pocos presentes de la primera vez hicieron correr la voz y el mito de esa noche comenzaba a crecer.

Para esa fecha, los Buzzcocks hicieron su gran debut como acto de soporte y fue la primera de muchas bandas de Manchester que salieron de ese concierto. También, en ese segundo recital, la vida de un joven muy particular llamado Ian Curtis, cambiaría para siempre, luego de quedar impactado con los Pistols, decidió ahí que quería ser cantante de una banda punk.

Película «Control» (2007)

Aquel 20 de junio ya se habían juntado unas 200 personas en el Lesser Free Trade Hall, la voz corrió y una nueva escena ya se había formado en esa ciudad, solo faltaba que las bandas vayan apareciendo de a poco.

Meses mas tarde, el 1 de septiembre de 1976, el periodista Tony Wilson notaba que el punk ya era una realidad y un fenómeno social entre los jóvenes y sus principales exponentes musicales, merecían tener un espacio en su programa “So it Goes”, en el canal Granada, que presentaba números en vivo de bandas nuevas que aún no tenían contrato discográfico.

Ese día, fueron los Sex Pistols y de golpe, la revolución y energía que se generó en el Lesser Free Trade Hall, pasaba a la pantalla chica, para toda una ciudad que fue testigo de uno de los actos televisivos más importantes de la historia.

Con un contundente grito de “Levanten sus culos!” por Johnny Rotten, empezaban los Sex Pistols a tocar su primer sencillo “Anarchy in the UK”, para una masa de espectadores que tomaron ese mensaje como impulso a hacer las cosas por su cuenta el Do it your self (hazlo tu mismo) porque los Pistols, al igual que los Ramones en EE.UU, era la prueba de que nada es imposible, si es que vos no te animás a hacerlo.

Ahí estaban esos cuatro londinenses tocando por primera vez en televisión y como dijo Tony Wilson: “Cuando ves a una banda como los Sex Pistols arriba del escenario, porque no tienen otra puta opción, llamando a la anarquía, ya es un acto político y poético”.

El periodista de la NME, Paul Morley dijo: «No se podía creer que el punk de las calles estaba tomando la TV, era demasiado fuerte para mantenerlo tanto tiempo al aire, uno pensaba que en cualquier momento iban a cortar la señal, pero seguía«.

Ese primer concierto del 4 de junio, con sus derivados 20 de junio y la presentación en Granada TV, forjaron lo que después se conocería como movimiento indie.

Mas adelante, las bandas empezaron a darse a conocer y del punk se pasó a la New Wave, al post punk, hasta llegar a la música electrónica.

Sin esos tres acontecimientos, no hubieran existido bandas como Joy Division, New Order, The Smiths, el sello Factory Records, el club nocturno The Hacienda (donde nacería la cultura rave) y no hubiera existido Madchester.

Hoy, a 40 años de estos eventos, los mitos que rodean a ese concierto del 4 de junio continúan hasta nuestros días y los espacios de encuentros se dan de forma diferente, pero el espíritu es el mismo, porque cuando una minoría se despierta y hace frente con sus propias armas a lo que se le impone que le tiene que gustar, el resultado es honesto y maravilloso.




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