Black Rebel Motorcycle Club – Wrong Creatures
Luego de una inexplicable y extensa pausa de varios meses, es realmente un placer retomar el hilo de las críticas de discos de música; mucho más aún, sin consideramos que en esta oportunidad, pude contar con mi formato favorito y tener en mis manos el octavo y último trabajo de los californianos de Black Rebel Motorcycle Club (o B.R.M.C.), lanzado en enero de este año, en su mismísimo vinilo.
Bajo el nombre de “Wrong Creatures” este disco presenta una docena de canciones que continúan la línea musical del grupo, que precisamente este año llega a las dos décadas de vida, y que tuvo su patada inicial con su disco homónimo del 2000. La variedad de texturas y ritmos es un denominador constante desde el arranque mismo y se mantiene así a lo largo de la hora que tiene de duración.
Si bien el ahora trío, integrado por Robert Levon, Peter Hayes y Leah Shapiro, pertenece a una zona norteamericana caracterizada por su típico sonido rockero-glamoroso, B.R.M.C. podría pertenecer sin problemas al infinito número de bandas del otro lado del charco, ya que en este “Wrong Creatures” podemos notar similitudes a Jesus and Mary Chain, The Mission, Nick Cave o Joy Division, moviéndose cómodamente en territorios gothic, indie y pop, hasta esos brochazos stoner que se dan con sus estridentes y penetrantes guitarras.
El arranque es bastante cinematográfico, con la breve “DFF”, que da paso a “Spook” y “King of Bones”, dos mediotiempos bastante oscuros, con buenos coros, especialmente en esa última.
Seguidamente, la atmósfera se vuelve mucho más intensa con “Haunt”, “Echo” y “Ninth Configuration”, de ritmos lentos y realmente abismales, cuyos arreglos de guitarra y teclados se impregnan rápidamente en la cabeza de uno.
Pero es a partir de “Question of Faith” que el disco llega a su clímax, especialmente con su resto de las canciones. De esta manera, el podio ubica en los primeros lugares a las geniales “Little Thing Gone Wrong” y “Circus Bazooko”, bien rockeras y de muy buen ritmo, hasta el nuevamente tranquilo final con “All Rise”.
Quizás la ausencia de más regocijo se eche en falta; acaso “Wrong Creatures” no sea un disco excepcional, pero cumple fácilmente con el propósito de agradar al oído hambriento de sonidos provenientes de una guitarra, un bajo y una batería, que en estos tiempos de tanta ortopedia artística se agradece infinitamente.
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