Eyesight: un mundo de sensaciones
Luego de aquel celebrado retorno en noviembre del año pasado, no pocas fueron las personas que se preguntaban cuando se realizaría una nueva presentación de Eyesight.
Recuerdo que el anuncio de una nueva fecha había sido realizada a comienzo de este año y lo primero que hice fue preguntarme el porqué de la demora. Sin embargo, ni bien culminaba la última experiencia musical del sábado pude entender fehacientemente el motivo: cuánto trabajo y profesionalidad!
Estrictamente hablando, Eyesight no es un grupo nuevo, considerando que el proyecto tiene más de 25 años de vida, desde aquel minimalista “Shields of Leaves” de 1997, para posteriormente evolucionar hacia territorios más elaborados y atmosféricos. Fundamental para ese cambio resultó la incorporación de Juan Andrés Colman, quien con gran versatilidad musical modificó radicalmente la sonoridad del conjunto, que en poco tiempo comenzó a lanzar nuevas canciones con un estilo envolvente, con bellísimas voces armónicas y bases rítmicas extrañamente suaves y densas a la vez. Así fue que, como suele ocurrir con todos aquéllos que privilegian la creación de música más experimental que comercial, Eyesight fue consolidándose en la escena nacional, como pudo apreciarse en su inclusión a un evento masivo como lo fue en Asunciónico de marzo pasado.
Pero, ¿qué diferencias hubo entre el concierto de noviembre y este último? En primer lugar, el local del show pasó de un lugar abierto a un teatro, un detallito no menor con el que el grupo gozó de sonido y luces realmente impecables y es lo primero a destacar. En segundo lugar, el lapso de tiempo ha permitido afianzar la maquinaria e incorporar nuevos temas y arreglos a todo el repertorio, incluyendo una versión más pulida de “Star Enigma” de su primer disco, que sorprende por sus delicados y renovados detalles, uno de los puntos más altos de la noche.
Poco antes, el inicio se había dado con “Silent” y “Ultramaze”, donde resaltan a la par tanto voces como instrumentos. En este sentido, en lo que a mí respecta, lo más destacado de la velada ha sido justamente la hercúlea e infatigable base rítmica lograda por Guille Gayo en la batería y Jorge Barrios en el bajo, que adecuan a la excelsitud todo el resto, que no es poco, a cargo de Paulo Lezcano en guitarra, percusión y voces, el encargado de la versión acaso más teatral del quinteto, bastante acorde con el recinto. El ya mencionado Juan Andrés, en guitarras, teclados y coros y voz principal en temas como “The People of the Morning After” que había sido mi favorita de la nueva camada y que
sigue siendo otro de los puntos altos del set, con su sonido notoriamente aliceinchainesco.
De todas formas, también prevalecieron “Radiant” (mi favorita de la noche), “Daggers into Bells” y “Trampoline” en el cierre, abarcando sonidos para todos los gustos donde uno puede notar influencias tan variadas de grupos como Pink Floyd, Joy Division o Depeche Mode hasta los citados Alice In Chains o Porcupine Tree, dentro de estilos más modernos. Ya había dicho esto la vez pasada, pero luego de una nueva presentación, insisto fehacientemente en este punto, pues se nota la suma de cada uno de estos factores crea un producto de lo más seductor.
La comunicación con el público, que colmó casi por completo la sala Moliere de la Alianza Francesa, fue escueta de palabras (salvo el saludo de rigor y la presentación de los integrantes) pero exuberante en musicalidad. Es que con todos los elementos adecuados, Eyesight logra transmitir un sonido tan consistente que a ratos pareciera ser mucho más complejo de lo que realmente es. Las hermosas melodías van creando un ambiente cálido y envolvente, que genera una atmósfera relajada, pero que al mismo tiempo provoca emociones variadas que hacen aflorar sentimientos tan diversos como la melancolía, la tristeza y el amor.
Parece ser que cada show representará una nueva forma de acercarse al fascinante trabajo musical de esta propuesta, que a estas alturas ya ha dejado de ser una mera colaboración de idóneos músicos al proyecto personal del gran Zethyaz o Juan Manuel Ramírez, para lograr consolidarse como todo un grupo, que consigue cautivar con cada una de sus composiciones.
Lo del sábado ha sido un registro excelente que realmente vale la pena vivir y apreciar, tanto por la calidad de todas las canciones como por el nivel interpretativo de sus músicos. Una experiencia para no perderse.
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