Incendiario primer concierto de Green Day en Paraguay
Green Day se presentó por primera vez en nuestro país y la cita no solo fue un repaso a su larga carrera, sino también un pacto permanente entre el trío californiano y el buen público paraguayo; todo pese a la lluvia amenazante que al final no logró ahuyentar a nadie.
La celebración tuvo a un par de entremeses que representaban dos caras opuestas de una misma moneda. En primer lugar, subieron a las tablas los representantes locales: “Garage 21”, que prácticamente salieron triunfantes desde el vamos, pues cuentan con una importante cantidad de fanáticos que corearon sus canciones a lo largo de los casi cuarenta y cinco minutos de su presentación. El experimentado trío lo hizo realmente bien y, de seguro, se metió a más de un fan nuevo en el bolsillo.
Por otro lado, los londinenses “Bad Nerves” la tenían un poco difícil. Es que el quinteto no contaba con la popularidad de los otros dos grupos. Pero, ¡qué gran desempeño tuvieron! Bobby Nerves y compañía salieron a las 20:00 y terminaron ganándose al público con actitud, carisma y una propuesta punk con un giro un poco más suave, de voces melódicas y coros pegadizos. Su set de 14 canciones se repartió en temas de su segundo disco homónimo y su primer LP, llamado “Still Nervous”, y se destacaron “Baby Drummer”, “Sorry”, “USA”, “The kids will never have their say” y “Can’t be Mine”.
Ambos grupos cumplieron exitosamente y lograron remover el gancho de seguridad de la granada que todos estaban esperando ver explotar. ¡Y gran siete… cómo reventó!
La cosa arrancó minutos antes de las 21:30. Con la mítica “Bohemian Rhapsody” de Queen, las gargantas de la muchedumbre presente en el Jockey Club empezaron a prepararse para lo que se estaba por desatar. Fue, desde el primer instante, una hermosa postal musical ver a todo el mundo coreando aquella legendaria composición. Otro clásico, esta vez “Blitzkrieg Bop” de Ramones, elevaba la ansiedad a picos de histeria, acompañado del infaltable Drunk Bunny sobre el escenario, vestido con la camiseta de la selección y con una frase sumamente representativa para nuestro país. ¿Te acordás cuál era?
Un mano gigante sosteniendo una granada hizo su aparición segundos antes del inicio del show. Nada más ilustrativo, pues desde el arranque, con “American Idiot”, el concierto de los Green Day fue realmente una explosión de música, bombas, fuego y mucho color sobre un estupendo escenario. El grupo cuenta con el soporte de otros tres músicos: Jason Freeze, en teclados, Kevin Preston en guitarras y Jason White, el cuarto Green Day, también en guitarras.
Pero los verdaderos protagonistas son Billie Joe Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool. Por su parte, el vocalista jamás dejó de conectar con el público. Alentaba a todos a saltar y cantar prácticamente durante todo el concierto. No faltaron las frases en español o en guaraní, ni mucho menos los “EEEOOOO” presentes en gran parte de las más de veinte canciones que hicieron parte de la presentación que se extendió durante más de hora y media.
Si bien la gira se llama “Saviours Tour”, que incluye canciones de su último material como “Dilemma”, “Bobby Sox” y “One Eyed Bastard”, son los clásicos de la banda los que recibieron mayor respuesta y locura. Entre algunos de los momentos más icónicos de la noche podemos citar a “Know Your Enemy”, cuando el vocalista invitó a una fanática a subir al escenario y cantar junto a él (¡bien Gorgina!).
Mis momentos favoritos estuvieron compuestos por “Longview”, con esa icónica intro de bajo acargo de Dirnt, un músico estupendo, considerado como unos de los más influyentes dentro del estilo. La fuerza que sacaba de esas cuatro cuerdas sacudía entrañas. Y es que el sonido fue sobresaliente de principio a fin. Todo sonó a la perfección. Volviendo a los puntos altos, mi elección tuvo una intro bastante especial a cargo del riff de “Iron Man” de Black Sabbath que dejó al coro de los miles de presentes cantando para dar paso a “Hitchin’ a Ride”, que contó ona una divertida zapada como intermedio con la gente cantando el infaltable “ole, ole, ole, Green Day, Green Day”. Momentazo inolvidable, en serio.
Es que a estas alturas del campeonato, con varias décadas encima, una banda como Green Day tiene todas las de ganar: un sonido enérgico, letras explosivas, un buen puñado de muy, muy buenos hitazos y todo el carisma posible de sus tres integrantes. Entre los éxitos no faltaron “Boulevard of Broken Dreams”, “Brain Stew”, “Wake Up When September Ends” y ese fantástico trío de temas de “Dookie”, que tocaron de seguido y sin tregua alguna e hicieron delirar al público. Otro punto a destacar llegó con una maratónica versión de “Jesus of Suburbia” con, otra vez, mucha participación de la gente.
El final, así como el inicio, fue memorable. Primeramente Cool, un baterista tan potente como afilado, desarmó su batería a golpes y empujones, para dejar solo en el escenario a BJ, que con guitarra acústica en mano, cerró la noche con la sentida “Good Riddance”, mientras la lluvia, que por momentos se manifestó con bastante fuerza, decoraba la velada con nubes y relámpagos en la distancia.
El público se portó. La gente, en gran parte uniformada con atuendos negros y corbata roja, cantó, saltó y pogueó con gran entrega. Se pudo ver personas muy jóvenes, otras no tanto y a algunas ya con canas y sin rodillas (ese soy yo), y a otros, que fue lo que más me gustó, acompañando a sus hijos, sobrinos, compañeritos de colegio, etc. Bien que hacen, pues son ellos los que más inolvidables recuerdos llevarán de esa noche.
Con fuegos artificiales y papelitos volando terminaba acaso el mejor show de rock en lo que va del año y uno de los más destacados que hemos tenido el placer de ver en el país. Nos divertimos de lo lindo.
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