A-ha, cuarenta años no son nada
¡La pucha! Poco más de dos años tuvieron que pasar para que podamos disfrutar de un gran concierto de un grupo realmente internacional en nuestro país, con el perdón de alguno que otro artista vecino. La temporada de shows tuvo un arranque esquivo en este 2022, por lo que la presentación de los noruegos A-ha ganó en expectativa y agitación en los días previos al concierto, pero por lo vivido en la noche del domingo 27 de marzo, podemos afirmar sin lugar a dudas que todo ha valido la pena.
El trío de synthpop, formado en 1982, vino a celebrar, tras un pandémico retraso, el trigésimo quinto aniversario de su exitoso primer disco “Hunting High and Low” de 1985, que fue interpretado íntegramente durante la primera parte de la velada.
El arranque fue algo más bien retraído, aunque rápidamente pudimos comprobar que la voz de Morten Harket se mantiene en muy buena forma, ofreciendo sus característicos y variados matices sin perder fuerza en lo absoluto. El vocalista se desenvuelve más bien distante e impasible, salvo unos cuantos “thanyous” y tímidas sonrisas. Algo similar sucede con Paul Waaktaar-Savoy, guitarrista y voces, quien no expresa mucho, pero se desempeña intachable en lo suyo, armonizando magníficamente en los coros.
El caso de Magne Furuholmen, tecladista principal, guitarrista y voces, es completamente inverso. Es él quien mantiene constante contacto con la gente, que respondió – como siempre – gozosamente a la ya típica pregunta de “mba’eichapa” realizada por el músico. Uno puede notar que es éste quien comanda la batuta al frente del grupo, que recibe una impecable base rítmica de las manos de Karl Oluf Wennerberg, un verdadero reloj en la batería, y Even Ormestad, en el bajo.
De todos modos, si es que el arranque fue algo tímido, fue precisamente con una gran versión de “Hunting High and Low” que las cosas empezaron a prácticamente hervir en las instalaciones del SND. Morten, saliendo de su nórdico comportamiento, instó al muy buen número de personas a participar del tema, y la respuesta fue sensacional. Luego con “The Sun Always Shines on TV” y, como era de esperarse con el HI-TA-ZO “Take on Me” todo se vino abajo.
Los bises se repartieron en dos tandas donde el grupo pareció sacar varios ases de sus mangas. Con “Sycamore Leaves”, particularmente el mejor tema de la noche, el grupo recorrió zonas más rockeras para luego presentar dos canciones nuevas, parte de su próximo disco que saldrá después de mediados de año, “Forrest for the Trees” y la magnífica balada “You Have What it Takes”. Otro punto alto del concierto llegó con esa maravilla de versión de Carole King llamada “Crying in the Rain” con el que se despidieron nuevamente.
El público presente precisaba de más y el trío respondió sobradamente. “Scoundrel Days”, “I’ve been losing You” y una gran “The Living Daylights” dieron cierre a una excelente noche llena de nostalgia, calidad musical y synthpop para todos los gustos. Y si bien faltaron un par de hits más, los complacidos rostros que uno podía notar a la salida expresaban que indudablemente ha sido un muy buen puntapié para reiniciar la temporada de shows en nuestro país. Que eso siga y que no se detenga.