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La influencia de la creatividad caótica del punk en la alta costura

Punk, el movimiento que surgió musicalmente como respuesta al apogeo del virtuosismo musical que se escuchaba a fines de los ‘60 y comienzos de los ‘70 con artistas como Led Zeppelin, Deep Purple y Jimi Hendrix, tuvo dos epicentros – Nueva York y Londres – y un abanderado por ciudad: The Ramones y Sex Pistols, respectivamente.

Era simple, callejero, básico, y alocado; brotaba francamente y sin esfuerzo; iba de frente y con mucha fuerza. Buscaba volver a los inicios simples del rock cuando los acordes no eran rebuscados y donde no era necesario ser un Dios para ejecutarlo.

Aunque suene irónico, culturalmente hablando tuvo una tendencia anticultural o de ir en contra a todo lo previamente establecido y su llegada fue tan diferente y tan marcada que, con el transcurrir del tiempo, llegó a influir en las más diversas artes.

De Nueva York a Londres
En Nueva York la escena se reducía prácticamente a la noche y al club CBGB donde actuaron bandas como The Ramones, Television, Blondie y Patti Smith. La idea del punk neoyorquino no giraba en torno a la imagen, sino que estaba concentrada en la música con un estilo más bien bohemio de vida, intelectual y artístico.

Mientras los Ramones lucían casi como calcados, la banda Television manejó muy bien su imagen, algo que inspiró al británico Malcolm McLaren a que sea así como esa nueva variante del rock debía lucir desde entonces. Con una gran apropiación del sentido nihilístico en sus canciones, el vocalista Richard Hell acompañaba sus interpretaciones con remeras rasgadas, pelo desigual y lentes de sol.

McLaren, propietario de la tienda “Sex” en Londres junto con su pareja Vivienne Westwood, estaba muy interesado en la música y el look. Fue él quien vio algo importante en el punk de Nueva York y lo trasladó a Londres, a su negocio sobre la calle 430 Kings Road y lo incorporó a la indumentaria de la banda que manejaba: Sex Pistols.

Por su parte en Londres y bajo la adopción de McLaren y Westwood a través del negocio que tenían, el punk se pondría en acción 24×7. Con la gente en la calle vistiendo actitud punk, el público se volvería parte del show. Ayudarían a que el carácter irreverente de los Sex Pistols cobrara notoriedad nacional por sus escándalos y letras desafiantes que llamaban a la acción.

Sumado a todo lo que acontecía en Inglaterra, las crisis industriales, la inflación que afectaba a todo el país y las repetidas huelgas (sobre todo las llamadas “huelgas de basura” donde toneladas de bolsas de deshechos se acumulaban en toda Londres y especialmente en puntos clave de la ciudad) fue el campo donde germinó el punk británico, mucho más agresivo que el que se gestaba al otro lado del océano.

John Lydon (o Johnny Rotten) decía que le parecía irónico ver a la gente caminar vistiendo pantalones con botamangas anchas, zapatos con plataforma y peinado de peluquería, mientras en la calle se amontonaba la basura. Era como negar lo que ocurría y escapar a la realidad. Así fue que decidió “vestir basura”, adhiriendo a sus ropas los ganchos, cadenas e inclusive bolsas.

Como objeto de una muestra

La riqueza de todos los ítems anexados a la cultura punk es hasta ahora una gran influencia en las creaciones de los más renombrados modistos mundiales. El tema fue retratado a mediados del año pasado en las salas del Museo Metropolitano de Nueva York a través de una exhibición denominada “Punk: del caos a la alta costura”.

De la manera en que se lo vivía en los ‘70, frontal y provocativamente, el punk adoptó elementos que ponían de manifiesto la agresividad, el “no me importa nada”, la ira y rebelión contra las clases y el sistema, fomentando al mismo tiempo las libertades individuales. Las tachas, pernos, cadenas, candados, ganchos, así como los grafitis en las remeras rotas, las ropas desgajadas y la incorporación a la indumentaria de piezas que se podían encontrar en el día a día, fueron adaptados por la alta costura transformándolos en una estética diferente y dedicada a una clase social más elevada; un objetivo totalmente opuesto a su orientación original.

Por más que se piense que el punk y la alta costura pudieran existir el uno sin el otro, en realidad tienen un objetivo común: resaltar la individualidad mediante la vestimenta. El punk lo hizo a través del concepto del DIY (“do it yourself” o hágalo usted mismo) que se refería a que cada uno podía crear lo suyo (o crear destruyendo). Y la alta costura a su vez, realiza modelos a medida de la persona. Ambos estilos, hacen contra a las tendencias comerciales que buscan crear una sola moda que uniforme a todos.

Las tachas, tan usadas como accesorios de carteras, zapatos, blusas y pulseras son elementos punks que tuvieron su auge ya en los ‘70. Versace es uno de los que más implementó el alfiler de gancho introduciendo la imagen de su medusa dorada como ornamenta. Dolce & Gabanna y Chanel adoptaron particularmente el candado y cadena que vestía Sid Vicious en sus conciertos.

Por lo general, los ítems punks fueron incorporados por los más grandes diseñadores gracias al trasfondo juvenil y rebelde que representaron en la historia. Las letras “Anarchy in the UK” o “God Save The Queen” fueron vestidas en innumerables oportunidades luego de los Sex Pistols y siguen haciendo alusión a esa percepción joven y transgresora.

Los textos escritos a mano y los grafitis en las remeras eran empleadas hace cuatro décadas atrás como un estandarte de propagandas. Tal vez este hecho tuvo un significado más bien político y social en la Inglaterra de entonces, pero Vivienne Westwood y Moschino, entre otros, al adaptarlos a sus diseños fueron sacándolos de contexto e implementándolos de acuerdo a su imaginación.

El bricolage fue utilizado en demasía por el punk como una respuesta a la sobrecarga y lo extravagante. A lo mejor sería más aggiornado si al bricolage lo llamáramos el arte de reciclaje, donde se elabora algo nuevo a partir de la reutilización de objetos que se encuentran cotidianamente. Hace cuatro décadas atrás se anexaban bolsas, bijoux rota y todo lo que la imaginación encontraba al alcance de la mano y se lo vestía como una moda cebolla (por capas).

Otro elemento surgido casi por casualidad fue el efecto de salpicadura de pintura en la ropa o la intención de rociado con spray. Diseñadores como Alexander McQueen incorporaron la técnica del spray en sus famosos tejidos y modelos. Joe Strummer de The Clash explicaba que esa técnica surgió por casualidad, ya que en cierta ocasión tuvieron que pintar una habitación y como no tenían mucha ropa, se pusieron a trabajar con lo que llevaban puesto.

Su fuerte influencia
Contrariamente a lo que el punk siempre trató de hacer, ir en contra de la corriente y del sistema, cantando a la juventud sin futuro y buscando destruirlo todo, la cultura que forjaron algunos de sus actores como Sex Pistols y Malcolm McLaren, Ramones, The Clash, Television, The Damned, Patti Smith, Buzzcocks y muchos más, fue la chispa que sirvió de inspiración a miles de artistas que vinieron después.

La llamada generación vacía se apropió de elementos y un estilo con forma de accionar caótico, y lo hizo con tanta fuerza y pasión que su innovación, radicalismo e influencia en décadas posteriores lo convirtieron en uno de los movimientos culturales más importantes y catalizadores del siglo pasado.

Más información e imágenes sobre la exhibición “Punk: chaos to couture” en el sitio del Museo Metropolitano de Nueva York: www.metmuseum.org/PUNK




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