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The Queen is Dead, la irreverencia y el encanto de The Smiths

Existen piezas artísticas que pueden llegar a salvarte del aburrimiento, la soledad o simplemente la incertidumbre natural que nos toca en alguna que otra etapa de la vida. Una de ellas es The Queen Is Dead, con la portada verde musgosa diseñada por Jo Slee (de Rough Trade Records) y el propio Morrissey, responsable también de una seguidilla de fundas de tinte existencialista que forman parte del encanto de The Smiths, supo cautivar a toda una generación en los 80’s, hasta lo más alto del chart británico de la época.

Según el propio Slee, no existió otro artista con tanta meticulosidad al momento de elegir las portadas como lo fue Moz, quien rendía tributo a escritores y otras figuras que admiraba a través de ellas, con una capacidad cromática admirable, como lo realizado en Louder Than Bombs, en que utilizó el color naranja, para resaltar la fotografía de Shelagh Delay, dramaturga de su preferencia. En la etapa de la creación de este álbum se pudo consumar el genio creativo de la relación Morrissey-Marr, siendo Johnny el encargado de la mayoría de las letras y arreglos de guitarra con sonidos de una atmósfera propia, un dato curioso es que terminaría regalando la guitarra utilizada (Gibson Les Paul) a Noel Gallagher, quien la utilizó para componer algunas canciones emblemáticas con su banda.

Esta selección de músicas, invita al oyente a un viaje introspectivo dónde pueden surgir preguntas como “¿Si eres tan hermosa, o si eres tan talentoso, por qué estás durmiendo solo esta noche?” “La vida es muy larga, cuando estás solo” o la imagen metafórica de Juana de Arco ardiendo en llamas o la luz que nunca se apagará del clásico There is A Light That Never Goes Out, solo por citar algunas. I know it’s over o He Had No One Ever, a pesar de parecer canciones románticas, hablan de la soledad por elección y el destino ante lo que no puede suceder.

La actitud irreverente del propio título del álbum es algo que caracterizaría a Morrissey hasta su actual carrera, su desprecio a la monarquía y a Margaret Tatcher, con una política de hierro no muy favorable a la juventud desempleada de Manchester, la que sería su principal plataforma de consumo de sus obras.

Este trabajo se vuelve una experiencia encantadora si logramos sintonizar la misma onda mental de quienes lo crearon, en su universo de forma icónica, claustrofóbica, repleto de aristas y recodos, parafraseando al recopilador Gus Cabezas, en su libro Las Mejores Portadas De Discos, de Treinta años han pasado de esta pieza, que se afianzó hasta ser un clásico en la colección de cualquier amante del post punk inglés tanto como nosotros, quienes no podíamos estar exentos de hablar de The Smiths.

¡La reina está muerta muchachos!




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