Asunciónico se vuelve memorable
La segunda fecha del Asunciónico 2019 contó nuevamente con la lluvia como ese insolente e indeseado invitado que quebranta la condición festiva de la reunión a la que uno llevaba muchísimas ganas de estar.
Durante todo el día, imágenes del barroso terreno mermaban las esperanzas de un concierto normal. Afortunadamente, tanto el barro como las presentaciones de los grupos de la fecha, sí permitieron que nada fuera algo normal, sino extraordinario.
Los Interpol estrenaron esa parte del show que tanto estábamos esperando. Con un «buenas noches», también estrenaba (nuevamente) Paul Banks su español en tierra guaraní, a lo que la gente respondió con gritos. «Ahora está mejor» dijo Banks y arrancaron con la potente C’mere. Con «If You Really Love Nothing» tiraron el primer tema de «Marauder», su último disco.
Los de Nueva York mostraron que se mantienen a la orden de día y que no importa cuál sea el ambiente para escucharlos, de seguro la voz grave de Banks hará que todo se vuelva unos tonos más oscuros. Entre él, Daniel Kessler y Sam Fogarino, rogamos que este equipo dure muchos años más.
Contrastando con el barro y la puerqueza que lucíamos los asistentes, los Interpol siempre se presentan pulcros, estéticos y precisos, tanto en su look como en su show.
La presentación de Snow Patrol estuvo llena de carisma y buenas vibras, con un Gary Lightbody al frente de una banda que hasta parece ser ese grupo de amigos al que uno va a ver y conoce muy bien.
Desde el arranque, con “Take Back the City”, hasta ese participativo cierre con el hitazo “Chasing Cars”, sin contar con “Just Say Yes”, estos irlandeses contaron con un muy buen sonido y una calidad constante, que no decayó en ningún momento, y representaron acaso el momento más íntimo y sosegado de la velada, aunque esto no representa nada malo.
Seguido a ellos y con unos minutos de retraso, Tyler Joseph y JoshDun, hacían su aparición con el rostro cubierto y mucho fuego en el escenario. Y precisamente, eso resume su electrizante hora y minutos de show. ¡Vaya sorpresa!
Con una calidad de luces y sonido envidiables, Dun aporrea su batería con mucha fuerza y precisión – en serio, cada estacazo realmente golpeaba el pecho – mientras que Joseph, canta verborrágicamente, mientras que toca el bajo, los teclados y otros instrumentos.
Honestamente, su estilo no es de mi total agrado, pero envuelve de buenas a primeras al resto de la concurrencia y debo aceptar verlos en vivo resulta ser toda una experiencia, muy grata por cierto, ya que con cada tema, las cambiantes situaciones que el dúo de Ohio proponían funcionaban a la perfección, desde las celebradísimas “Heathens”, “Ride” o “Stressed Out”, con un despliegue de tecnología envidiable y, por qué no, un buen puñado de acrobacias físicas por parte de ambos artistas; como no destacar el crowdsurfing por parte de Dun, con batería incluida, hasta llegar al enérgico final con “Trees”. En fin, fueron ciertamente explosivos.
Y si el joven dúo apela a un nutrido número de recursos tecnológicos, imágenes, luces, humo, bailes y demás, para ofrecer un show con todas las letras, en el otro escenario un valor de cincuenta y cuatro años, demuestra que para lograr la excelencia se requiere de absolutamente lo contrario.
Es que mientras el mismísimo Tyler de los Twenty One Pilots cumplía un añito de vida, Leonard Albert Kravitz publicaba su primer trabajo; aquel “Let Love Rule” con frescos y resultantes arreglos de rock y soul, y aunque otros títulos en la discografía del músico neoyorquino migraron a otros territorios musicales, el eje central de su show es neta y puramente el rock.
A lo largo de casi dos horas, el viejo Lenny brindó acaso el mejor show de esta edición, con una agrupación de lujo, con su fiel compañero en las seis cuerdas, Craig Ross, que opera casi como un héroe incógnito con su guitarra; Franklin Vanderbilt en la batería y – fabulosos – coros, y nada más y nada menos que Gail Ann Dorsey (¿Tears for Fears y David Bowie te suenan?) en el bajo, llevando el ritmo con una embriagadora simplicidad. A estos se suman un trio de vientos impecable, que agregó increíbles pinceladas soul y funk a una verdadera máquina de rock, liderados por el vocalista, que goza de una condición física envidiable, con su voz a todo dar, llena de sensibilidad en “Ain’t Over ‘Till it’s Over” o “Believe” y con mucha polenta en esa sobresaliente “American Woman” o con su poderoso cierre con “Are You Gonna Go My Way”.
Y si destacamos la tecnología del joven dúo de la presentación anterior, con Lenny todo es simplemente música, ejecutada a la perfección. Arrancó ganando con tres batacazos, “Fly Away”, “Dig in” y el mencionado cover de The Guess Who, pasando por “It’s Enough” y “Low”, dos temas nuevos con impecables arreglos, llegando a esa extensa “Let Love Rule” acaso la particular “Hey Jude” de Kravitz, con mucha participación del público.
El músico saluda, en perfecto español, agradece constantemente y promete regresar para repetir la experiencia. Si esto sucede, a no perderse de eso, porque sinceramente es un acabado show de rock.
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