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RIDE: “El Shoegaze busca un sonido más que una canción”

Hablamos con Mark Gardener, cantante, compositor y guitarrista de Ride, uno de los grupos cabeza de aquel fugaz movimiento de bandas británicas denominadas “Shoegaze”, a inicios de la década del noventa.

Ride se encuentra promocionando su sexto álbum de estudio, ‘This Is Not a Safe Place’, el tercero que lanzan luego de su muy celebrado regreso en 2017, tras su conflictiva ruptura en 1996.


Mark y sus compañeros proponían ruidosas guitarras superpuestas, con letras que no se comprendían, pero sus voces trasmitían mucha despreocupación, en medio del caos y la distorsión, que muchas veces resulta ser la realidad misma.

Con sus dos primeros discos, ‘Nowhere’ (1990) y Going Blank Again (1992), la prensa musical inglesa hizo una gran apuesta por Ride, contra el embiste del rock alternativo/grunge de los gringos en la juventud inglesa.

Ride no buscaba el hit radial, pero sus apabullantes recitales y el boca en boca, hizo que su álbum debut llegue al puesto 11 del UK Album Chart, razón por la que tuvieron que hacer playback en programas como Top of the Pops, cuando llegaron al puesto 5 con el segundo disco.

Eran una sana continuación de lo que bandas escocesas como Cocteau Twins o The Jesus and Mary Chain habían iniciado, sin la violencia de los post punk de mediados de los ochentas, donde los shows terminaban en disturbios.

Pero los Ride no estaban solos, sus contemporáneos eran My Bloody Valentine y Slowdive, que formaban parte del mismo sello independiente, Creation Records.

Sumando a Chapterhouse, Pale Saints y Catherinne Wheel, a todos ellos la prensa musical los llamó “shoegaze” o “shoegazers”, grupos que en vivo se pasaban mirando sus zapados que oprimían las pedaleras y cuyos rostros eran cubiertos por extensos y despeinados flequillos.

Todas estas bandas eran escuchadas por Gustavo Cerati cuando escribió ‘Dynamo’ de Soda Stereo en 1992 y son las que más usó el director de cine, Gregg Araki, para musicalizar sus películas de la corriente New Queer Cinema.

“Me encantaría ir a Paraguay”, exclama Mark luego de identificarme. “Me encantaría que nos inviten. Ya estuve por Argentina, Chile y Brasil, recién hablé con un colombiano y ahora contigo”.

Así comenzaban las preguntas:

My Bloody Valentine, Slowdive y otras bandas consideradas “shoegaze”, terminaron a inicios de los noventas y volvieron todos juntos a mediados de esta década. ¿Se pusieron de acuerdo en ambas etapas?

Es extraño, no sé por qué sucedió de esa manera (risas). Creo que volvimos porque todavía tenemos una audiencia y eso es algo que fue creciendo con el tiempo.

No puedo hablar por My Bloody Valentine, cada uno tuvo sus procesos. Nosotros sentimos que había algo especial, recuperamos lo que estaba perdido cuando volvimos a tocar juntos. Eso nos llevó al estudio, luego de 20 años. Ahora nos sentimos más inspirados y cómodos que nunca, sobre todo a la hora de crear nueva música.

Ride y las mencionadas bandas, formaba parte del sello Creation Records, antes de que firmasen a Oasis. ¿Les afectó el éxito de los chicos nuevos?

Sí, es decir, cambió todo en la forma en que Creation Records manejaba el negocio. Se convirtió en una gran fuerza de golpe. Ya no era un pequeño y alocado sello indie, donde la pasábamos muy bien. Luego hubo mucha ira, diferencias y se terminó estrellando, por culpa de los monos (empresarios) que tomaron el control. Lo mismo nos sucedió a nosotros.

¿Te molestó la ida de Andy Bell a Oasis?.
No, tuvimos nuestras diferencias mucho antes (risas). En una banda todos somos hermanos y muchas veces las cosas no terminan bien. Ellos (Oasis) no fueron la excepción, pero, ¿a quién no le hubiese gustado estar en una banda con tanta actitud?.

Danny Boyle está preparando una película sobre Creation Records. ¿Sabés algo de la participación de Ride?, ¿habrán actores que los interpretarán?

No sé nada la verdad, pienso que irá más en torno a la vida de Alan McGee (fundador del Creation Records). A mí ya me tocó participar en un documental tras otro acerca de Creation (risas).

Alan es un personaje fascinante, tenemos una buena relación con él, es como nuestro tío, vivimos cosas increíbles juntos, y sí, creo debería estar en la maldita película (risas).

Recuerdo verte en el documental “A Beautiful Noise” y su final muestra una revolución inconclusa. Estos regresos de las bandas del género, ¿se deben en parte a la revolución de la Internet?
Como te dije antes, no sé qué pasó, fue muy extraño. Las bandas se disolvieron casi al mismo tiempo y por diferentes motivos. Sin dudas, la Internet facilitó la llegada a una audiencia más joven y siguen siendo muy importantes para estos regresos. Antes compartíamos más con las bandas y ahora estamos cada vez más lejos.

Debido a la asociación con otras bandas dentro del movimiento. ¿Sintieron que la prensa los hacía competir?

Podríamos decir que cada grupo quería tener la mejor puesta en escena posible, pero, ¿competir en términos comerciales?, para nada. Tampoco sonamos parecido a My Bloody Valentine o Slowdive, nunca se me pasó por la cabeza eso. Pero sí, los semanarios musicales mostraban mucho entusiasmo y nosotros sabíamos que estábamos haciendo algo especial y honesto. Para nosotros era hacer la música que crecimos escuchando, la psicodelia de los 60s y los grupos ska del UK de los ochentas, pero la prensa escrita éramos la próxima gran cosa y ellos siempre quieren imponer las modas, ellos sí compiten para eso. Al final esas cosas no importan.

¿Me contás sobre ese gran cover que hicieron de Pale Saints en aquella sesión con John Peel?

Sí, volvíamos de nuestra primera gira norteamericana donde habíamos tocado “Sigh of You” en varias ciudades, así que cuando John nos dio la posibilidad de grabar en su estudio, nos pareció oportuno hacer esa versión. Nos gustaba mucho esa canción.
https://www.youtube.com/watch?v=_yo9_beT0Cw

Última pregunta, ¿el shoegaze es un género de verdad?

Siempre hubo diferentes propuestas y cambios, evoluciones, como en cualquier movimiento musical. Esto empezó siendo noisey y luego pasó a sonar un poco más tradicional. Hoy en día, sobre todo en los grupos americanos, el sonido de los tan llamados “shoegazers”, son cada
vez más atmosféricos. De nuestra parte, nosotros nunca, pero nunca, quisimos sonar igual que en el estudio. (Risas).

Pero sí, recuerdo cuando saltó ese nombre, eran inicios de los noventas, fue extraído de las performances en vivo y luego más bandas comenzaban a hacer lo mismo, con la misma pose y de golpe se convirtió en un género muy particular, lo entendimos.

Para mí, el shoegaze tiene que ver más con buscar un sonido, que encontrar una canción.




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